No era el salón, eras tú.

No era el PowerPoint. No era el manual.

Era cómo me hiciste sentir capaz, justo cuando estaba a punto de rendirme.

No recuerdo todas tus clases. No recuerdo todos los temas.

Pero sí recuerdo cuando me dijiste “tómate tu tiempo”, cuando me viste, cuando me escuchaste.

Nunca te llamé “maestra” o “maestro” en voz alta. Pero lo eras.

Lo fuiste cuando me enseñaste algo que cambió la forma en que me veo, o la forma en que actúo. Fuiste maestro/ maestra cuando tu presencia me ayudó a aprender a confiar en mí.

Hoy, en el Día del Maestro y la Maestra, queremos hacer un reconocimiento distinto.

Uno que reconozca a las y los maestros invisibles:
A los que no tienen una escuela, pero inspiran a diario.
A los que enseñan en casa, en el trabajo, en un taller, en una llamada o en un mensaje a tiempo.
A quienes sin plan de clase, despiertan un cambio.

Porque enseñar no siempre implica un pizarrón o un aula, a veces enseñar es acompañar a alguien que ha olvidado quién es, es mostrarle que ya tiene las herramientas para empezar, es ayudarle a nombrar lo que siente, es sembrar una semilla que florece años después.

Porque en SLA! Academy Lab creemos en ese tipo de enseñanza:

La que nace de la empatía, del ejemplo, de la conexión real
La que transforma sin fórmulas.
La que crea preguntas, en lugar de solo dar respuestas.
La que conecta emociones, con propósito y acción La que no impone, sino que inspira.

Feliz Día a quienes enseñan sin título, pero con propósito.