Celebrar lo pequeño también es avanzar
11 de julio 2025
por Monse López
Vivimos en un mundo donde todo corre. Donde parece que si no vas deprisa, te quedas atrás.
Donde, a cierta edad, ya “deberías” tener la vida resuelta: una carrera sólida, una casa con macetas bonitas, estabilidad emocional, metas alcanzadas, logros visibles y —si se puede— presumibles. Una historia de éxito que puedas contar en voz alta, subir a redes, mostrar con orgullo. Porque eso es lo que se espera: que todo se vea bien, que todo salga según el plan.
Pero ¿qué pasa cuando nada de eso salió como planeaste?
Cuando ese trabajo que tanto querías no era para ti.
Cuando la relación se rompió.
Cuando lo que construiste ya no te sostiene.
Cuando sientes que vas tarde.
Cuando, simplemente, necesitas volver a empezar.
Hay un silencio incómodo que casi nadie se atreve a decir en voz alta: a veces no estás donde creíste que estarías y eso duele.
Duele porque lo intentaste. Porque hiciste lo que pensabas que era correcto. Porque le pusiste energía, horas, amor. Y aun así, algo no funcionó o cambiaste tú o cambió la vida.
Y ahora toca empezar de nuevo y ¿Eso significa que fracasaste? muchos podrían pensar que sí. Que si “ya habías empezado” y hoy estás otra vez en el punto cero, algo hiciste mal.
Pero lo cierto es que empezar de nuevo también es un acto de coraje. Porque requiere más valor soltar que quedarse donde no eres feliz.
Empezar de nuevo no es fácil. No es romántico. No es una escena de película donde todo se resuelve con música de fondo.
Empezar de nuevo muchas veces es llorar en silencio, sentirte perdido, dudar de ti. Es volver a preguntar quién eres sin lo que hacías, volver a tener miedo.
Pero es válido.
Y, sobre todo, es humano.
No tienes que tener todas las respuestas.
No tienes que correr para alcanzar a nadie.
No tienes que saber el “cómo” completo.
Solo necesitas reconocer que volver a empezar no te resta, te reubica.
Y mientras vas en ese proceso —que a veces se siente como caminar con los ojos cerrados—, recuerda algo esencial: el avance no siempre se mide en velocidad ni en visibilidad.
A veces avanzar es solo tomar una decisión pequeña que te acerque a lo que sí quieres. Es volver a escribir, a estudiar, a respirar distinto, es pedir ayuda, hacer una llamada, esa idea que se te ocurrió de nuevo, esa conversación contigo misma donde dijiste “quiero volver a intentarlo”.
Los pequeños logros no son menores. Son los que te sostienen cuando el panorama aún no se aclara.
Así que si hoy estás en un momento en el que todo parece ir más lento, donde los demás parecen avanzar y tú estás apenas reconstruyendo. Haz una pausa, respira y date crédito por no haberte rendido.
Porque empezar de nuevo no es fracasar, es tener el coraje de no conformarte y eso, aunque nadie lo aplauda, también es un gran logro.
En SLA! Academy Lab te lo decimos con fuerza y con cariño: ¡vas bien!.
Aunque nadie lo vea. Aunque a veces tú tampoco lo veas. ¡Vas bien!.
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